top of page

EL PERDÓN, EL CAMINO HACIA LA CONSCIENCIA

  • Elisa Rivera U.
  • 23 ago 2017
  • 4 Min. de lectura

El universo constantemente nos está mostrando el camino, pero la mayoría de las veces nos negamos a verlo.

Hoy quiero contarles la bendición que recibí para trabajar el perdón o más bien dicho la comprensión en una situación en la cual pude decidir seguir en el ego o trascenderlo.

Cuando era niña, la mayoría de las veces me sentía muy sola y relegada. A mis hermanas y hermano, mis tíos los trataban con más afecto y a mí siempre me rechazaban. Eso fue creando en mi, dolor y con el tiempo rencor. Nunca entendí el por qué de esa diferencia en el trato de mis tíos hacia mí, especialmente una tía con la cual conviviamos mucho y que era hermana de mi mamá. Ella, junto con sus esposo en varias ocasiones me discriminaban y me hacian menos, diciendo que yo era la "negra" y que me fuera de su casa.

Los años pasaron y conforme crecí, me fui alejando y no los volví a tratar más que en contadas ocasiones. Con el tiempo, fueron un poco más amables y el trato cambio aunque nunca fue lo mismo que con mis hermanos, a quienes quisieron y convivieron más. Yo me acostumbré y lo vi como algo normal dentro de mi contexto. Pero siempre tuve ese dolor guardado y también resentimiento hacia ellos.

Mi tío falleció hace 16 años y mi tía sigue viva, aunque con una calidad de vida no muy buena. Entró en depresión y vive encerrada en su casa sin salir, solo convive con su hija y nietos. Yo dejé de verla hace algunos años, pero últimamente empecé a pensar en ella y sentía que debía verla.

Llamese intuición o mensajes de mi doble, pero algo me decía que tenía que visitarla. Así estuve las últimas semana, diciéndole a mi mamá que iba a ir a verla pero la oportunidad no aparecía, hasta ayer, cuando me habló mi prima y me pidió que si podía cuidarla porque se había caído; y roto la cadera y estaba en el hospital.

En ese momento, pensé que esa era la oportunidad que estaba esperando para hablar con ella. Sabía que tenía que hacerlo. Fui al hospital para quedarme a cuidarla toda la noche, al verla me sorprendí muchísimo, ya no era nada de lo que un día fue, una mujer fuerte, elegante, con carácter, etc. Lo que ví fue un ser indefenso, pequeño y muy frágil.

Pensé que no se iba a acordar de mí, y cuando me vío me saludo y me dijo que cómo estaba, que si solo iba por un rato, yo le dije que me iba a quedar toda la noche y me agradeció por hacerlo. Al estar frente a ella, todo lo que una vez sentí de enojo y resentimiento se fue, se desvaneció. Allí me di cuenta que tenía la opción de seguir enojada por lo que me había hecho en el pasado o perdonar y transcender todas esas emociones negativas. Tenía en mis manos la oportunidad de pagar bien por mal. Y no la iba a desperdiciar. Escogí actuar con amor y desde el corazón.

Varias horas, estuvimos platicando, le di masaje en sus piernas, la ayude a tomar sus medicinas y en todo lo que necesito en esa noche, me dio gusto poder ayudarla en esos momentos.

Al salir de allí, en la mañana; me sentí liberada, todas las emociones que por años había almacenado en mi corazón, se habían ido, ahora era libre y estaba ante la más grande oportunidad del perdón, aunque no me gusta llamarlo así, porque sé que si yo me coloco en la posición de quién perdona, me estoy poniendo en una posición más arriba y de eso no se trata, sino de comprender y aceptar que ella actúo de esa manera porque no sabía lo que hacía y que era tan inocente como yo.

Que tal vez vivió lo mismo de pequeña y que su forma de sacarlo era actuando de esa forma. En esta ocasión, yo tenía la opción de poder tomar venganza y reprocharle todo lo que me había hecho, pero que hubiera ganado con hacerlo, solo sacar mis resentimientos y lastimarla, no, para mí esa no era la mejor opción, sino cambiar el karma por dharma, ahora a mi me correspondia pagar con amor. Y eso fue lo que hice.

¿Por qué les comparto esta historia tan personal? Pues, porque me he dado cuenta que con la energía del eclipse están apareciendo situaciones en mi vida, en las cuales tengo que cerrar ciclos y desprenderme de todo aquello que me ha hecho daño para así empezar un nuevo camino, ya libre de emociones negativas. Es un tiempo de soltar y de liberarnos.

Así que los invito a que vean en su vida que está aconteciendo, tal vez estén apareciendo personas o situaciones, las cuales creías olvidadas y están regresando para que de una vez por todas las sanes y trasciendas. No están apareciendo para amargarte la vida, sino todo lo contrario, para ayudarte a liberarte.

Nada es casualidad, todo es sincronicidad.

Les mando un gran abrazo!


 
 
 

Comentarios


© Copyright 2016 por Elisa Rivera Uribe

bottom of page